Qué bien viene estar en silencio. Leer, escribir, pensar... qué bien viene. Pero en silencio.
martes, 26 de enero de 2010
Sola
La joven no lo tenía muy claro, pero con dudas y todo, entró. Al traspasar la valla, sintió cierto frío. Frío dentro, en el cuerpo. Todo estaba allí, los edificios y los espacios, todos conocidos, mas inanimados. Como títere sin titiritero se había quedado todo. Pura inmovilidad, cáscara, fachada, máscara hueca. También había gentes allí. Gentes que andaban, hablaban y sonreían en una nebulosa que amortiguaba los sonidos y hacía ver las escenas en la lejanía de un túnel. Aquello ya nunca sería lo que fue. Ahora era un desierto de soledades. Almas solas, entre almas solas. Inmóviles, cáscaras, fachadas, máscaras huecas. Dónde encontrar las conexiones, dónde las pasiones en aquel lugar. El alma de la joven se quejaba a la deriva. Sola, entre almas solas. Dónde hallar un alma amiga, una gemela de valor equivalente, frecuencias parejas e inquietudes acompasadas. En aquel lugar ya no. La gemela existió allí, pero se fue. Dejando a la joven sola con su sola alma a la deriva.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario