martes, 26 de enero de 2010

En un pozo oscuro y profundo

Una personalidad insegura, que se entrega confiada a quien no debe, corre el riesgo de caer en el pozo. Una vez que ha caído, los demás nos vemos incapaces de ayudar. Todas nuestras palabras, todos nuestros hechos, los ánimos, las reprimendas caen en ese pozo inagotable. El maldito pozo es creación de ella y sin embargo no se da cuenta. No percibe su propio poder sobre el pozo y no lo destruye. El pozo es por tanto percibido como impuesto e incluso merecido. En estas circunstancias, la personalidad insegura se aloja en él, aún siendo un lugar oscuro y profundo. En esa incomodidad encuentra una particular comodidad. Es entonces cuando el pozo se la traga poco a poco. El pozo la hunde lejos, donde nuestras voces y actos ya no tienen ninguna repercusión.