Arrebato silenciado es esto que me enerva. Torpeza total del cobarde que tuvo y no supo cogerlo. Desesperado grito mudo que pide lo que creyó suyo.
Cuán solo te vas a quedar y lo sabes.
Quizás muerto sería mejor. Lejos de todo. Porque no entendí el mecanismo del vivir, debería disolverme en el Todo.
Pero tiraré mi pellejo seco por el abismo.
Cuán solo te vas a quedar y lo sabes.
Qué dolor, cuánto dolor. En todo este tiempo, dolor, error, control, dolor y ya el máximo dolor. El arrebato último, lo inesperado, el rayo fulminante: tírate, pero ya nada puedes hacer.
Egoísta, idiota, engreído, ingrato, soberbio,... creíste ser lo que no eres, poder con lo que no puedes y estás al borde del abismo con tu pellejo seco y tu alma huida. Y sólo preguntas: ¿qué hago?
Cuán solo te vas a quedar y lo sabes.
Qué bien viene estar en silencio. Leer, escribir, pensar... qué bien viene. Pero en silencio.
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martes, 22 de diciembre de 2015
sábado, 22 de octubre de 2011
Yo sin ETA
Las ocho de la tarde del día veinte de octubre. Miro las últimas noticias en internet y me salta a los ojos un titular acompañado de la foto de tres encapuchados: "ETA declara el fin definitivo de la lucha armada". En ese momento mi mente se divide en dos y sigo haciendo cosas como pinchar la noticia para leer más, correr a decírselo a Noemí y hablar con ella esperanzado. Pero a la vez, ese titular me ha arrancado de mi presente y se me presentan los "¡¡hijos de puta, hijos de puta!!" de unos ciudadanos en el puente de Vallecas que gritan al aire entre los restos de una explosión. Y un autobús destrozado en la plaza de la Replública Argentina con jóvenes guardias civiles, por donde tantas veces he pasado luego para ir a la calle Vitruvio. Y los cuerpos mutilados de Irene Villa y su madre a los pies del coche con el que iban al colegio. Y la cara de alucinada incredulidad ante la multitud vitoreante de Ortega Lara, gafas de pasta, barba larga y cuerpo consumido. Y me he visto gritar con miles de personas para que por favor, por favor no maten a Miguel Ángel Blanco. Y ponerme de rodillas con las manos blancas en la nuca porque habían matado a Tomás y Valiente y ese día se suspendieron las clases en mi universidad. Y una bicicleta bomba en López de Hoyos a quinientos metros de donde vivía la que ahora es mi mujer. Y el aparcamiento de la T4 por los aires junto con nuestras esperanzas una vez más. Y tantas fotos de etarras y tantas declaraciones políticas y tantas familias llorando sus muertos.
Tengo treinta y seis años y mi mujer me abraza porque ve mi piel de gallina y mis ojos brillantes. Adivina como nadie que algo más pasa por mi cabeza aparte de la propia noticia. Y tiene razón como casi siempre, porque los recuerdos me traen con ellos aquellos sentimientos de impotencia e incredulidad ante las barbaridades.
Aún recuerdo cuando mis familiares de Francia me preguntaron una vez: "¿pero los de ETA qué quieren en realidad?" y con mis veinte años de experiencia en muertos y atentados de entonces no supe que contestarles. ¿Qué piden estos con extrosión, tiros, secuestros y bombas? Cercenando así la normalidad a toda una sociedad y sobre todo a la gente en el País Vasco. "No lo sé, sólo son unos asesinos" contesté a mis familiares franceses allá en Noisy-le-Grand.
Soy madrileño y he vivido con miedo a morir o a que maten a cualquier amigo o conocido. Ahora me parece mentira que mis hijos crezcan sin estos recuerdos que yo tengo de atentados y secuestros, de coches bomba y manifestaciones de rabia contenida. Sin temor.
ETA ocupa un buen trozo de mí mismo y ahora mi yo sin ETA será un yo mucho más feliz, sin duda.
Tengo treinta y seis años y mi mujer me abraza porque ve mi piel de gallina y mis ojos brillantes. Adivina como nadie que algo más pasa por mi cabeza aparte de la propia noticia. Y tiene razón como casi siempre, porque los recuerdos me traen con ellos aquellos sentimientos de impotencia e incredulidad ante las barbaridades.
Aún recuerdo cuando mis familiares de Francia me preguntaron una vez: "¿pero los de ETA qué quieren en realidad?" y con mis veinte años de experiencia en muertos y atentados de entonces no supe que contestarles. ¿Qué piden estos con extrosión, tiros, secuestros y bombas? Cercenando así la normalidad a toda una sociedad y sobre todo a la gente en el País Vasco. "No lo sé, sólo son unos asesinos" contesté a mis familiares franceses allá en Noisy-le-Grand.
Soy madrileño y he vivido con miedo a morir o a que maten a cualquier amigo o conocido. Ahora me parece mentira que mis hijos crezcan sin estos recuerdos que yo tengo de atentados y secuestros, de coches bomba y manifestaciones de rabia contenida. Sin temor.
ETA ocupa un buen trozo de mí mismo y ahora mi yo sin ETA será un yo mucho más feliz, sin duda.
martes, 26 de enero de 2010
Las batallas
-Dime, y contéstame con sinceridad, papá ¿a tí te gustan las batallas? -Depende. -¿De qué? -Pues depende del tipo de batalla, hijo. -¿Hay distintos tipos?. -Sí, claro. Las hay de muchas clases. Pero, generalmente hay batallas que sabes que vas a ganar y batallas que sabes que vas a perder. Las batallas que vas a ganar son muy enaltecedoras, suben la moral, hermanan mucho, se siente uno un dios en la tierra. Pero, las más difíciles son las batallas en las que sabes que hagas lo que hagas, perderás. -Pero, eso no tiene sentido. ¿Cómo vas a una batalla en la que sabes que vas a perder? Si yo supiera que voy a perder no lucharía. -Ya hijo, pero a veces, el resultado de la batalla no importa, lo que reconforta es la batalla en sí, los compañeros, los sentimientos que se viven. Se sufre mucho, porque sabes que muchos no volverán, pero hay que estar ahí, en la batalla. No queda otro remedio. -No lo entiendo, papá. -Ni yo tampoco, pero sucede así. Te darás cuenta, hijo, con el paso de los años de que no siempre se puede elegir no luchar. En nuestra vida mortal estamos sometidos a designios ocultos a nuestros ojos y ante los que no podemos rebelarnos. Por eso te aconsejo que afrontes las batallas siempre que te lo pida tu corazón, alegre si vas a ganar o sufriendo si vas a perder, pero mientras luches, sentirás que estás vivo. -Entonces, papá ¿te gustan las batallas? -La verdad, hijo, es que no lo sé.
Contra la melancolía
Y se me escurre entre mis dedos como la fina arena de un reloj. Como agua de una fuente se me escapa, aunque lucho por retenerla. Abro mis brazos intentando tapar el viento y todo esfuerzo es infructuoso. Como la arena, el agua o el viento, la vida, las personas o los hechos huyen al pasado. Nada perdura, todo muta. Ni las montañas más altas, ni los mares más vastos permanecen estáticos. ¿Dónde hallar la verdad? Seguramente en el cambio perpetuo. Lo que luchamos por buscar, la Verdad Inmutable, es una búsqueda inútil y contra natura. Al querer aferrar las cosas para que no cambien, nos sucede como al que pretende retener el tiempo en fotografías. Recuerdos que dañan al cabo del tiempo. Todo en vano. Lo que retiene la fotografía no es más que hueco, sustancia insustancial. Vivir en lo presente, aprovechar cada minuto, eso es lo que merece la pena. Hay que ser protagonista de tu vida, actor principal en tu ahora, no te dejes arrastrar por la vida pasada que no es real, lucha contra ello y apura el momento, que cuando ya lo estás pensando se te ha ido el hoy y ya es ayer. Vive, haz, no te aletargues. Dile que le quieres, dile que la amas: a tu madre, a tu padre, a tus amigos, pero no prometas, no te arrepientas, ni por el pasado te hipoteques, que nada volverá a ser como fue, que ya sabes que todo aquello es falso porque no puedes cambiarlo. Vive.
Desespero
En ocasiones desearías ser un alma seca. El alma seca no siente, no sufre y no desea. Si yo tuviera un alma seca, los vaivenes de mi mente no estarías retorciéndome a cada instante, acechando tras cada esquina, esperando a que baje la guardia para alimentarse, devorar mi carne fresca y dejarme seco, como mi alma seca. Seco e inmutable no me vería dudoso, nada de amor ni de pasión. En un mundo seco de pasión, todo racional, controlado y robótico sería feliz. Muerto en vida, sería feliz. Y sin embargo, cada paso en este mundo es un dolor, una duda, una elección. Bautismos sin fin hacia no se sabe qué. Buscando qué. Huyendo de qué. Perdidos, estamos perdidos. Sin una vida real, pegada al terruño, existimos con temor en una vida vaporosa, en un espacio de niebla donde braceamos sin encontrar apoyo, sólo patrañas, ideas falsas, las vidas de otros. Nuestra vida quedó lejos, sin estrenar, extraviada para siempre. ¿Dónde está el niño que fui? ¿Por qué ya no puedo reir como él? ¿Quién me quitó aquel sentir de plenitud? ¿Vivía engañado e ignorante entonces, o es ahora cuando el engaño me domina? ¿Por qué no tengo amigos? ¿Dónde la sencillez, dónde la verdad? Perdidos, perdidos y solos estamos. Nada nos espera al otro lado. Moriremos y nada ocurrirá. Sólo la pudredumbre de un cuerpo más, que quizás florezca en mala hierba.
Ortega
Hace días que no escribo nada en mi, en otro momento, entusiasta blog. Es esta una de las razones por las que, aún gustándome las letras, nunca seré escritor, puesto que me encuentro perezoso para dedicarme a escribirlas. Pero no iba yo a esto, sino a que me gustaría pedir alguna ayuda entre los "blogeros" que puedan leer esto. Si habéis seguido mis escritos, soy una persona normal a la que le gusta leer. Evidentemente, mis lecturas principales han sido novelas, teatro, etc. De todo tipo eso sí. No me ha dado miedo la literatura del siglo de oro español, o novelas modernas, clásicos extranjeros, clásicos grecorromanos, etc. Pero había una laguna que empieza a llamarme poderosamente la atención ahora. Estoy hablando de los ensayos filosóficos. Leí hace poco la "Rebelión de las masas" de Ortega y Gasset y lo cierto es que me gustó mucho. Tanto que ahora me estoy leyendo otro librito del mismo autor, de título "El espectador" que es un compendio de artículos escritos por el autor a lo largo de más de veinte años. Me sigue gustando y lo que más me sorprende es su claridad. Le entiendo perfectamente. Y es en este punto donde pido ayuda. ¿Es normal que lo entienda? quiero decir, ¿los escritos filosóficos son siempre tan clarificadores?. Lo pregunto, porque ahora que me acuerdo, intenté leer a Nietzsche y, salvo algunos pasajes, en realidad no me enteré de nada. ¿Existen más filósofos comprensibles para mí a parte de Ortega? ¿a quién más puedo leer? Es aquí donde pido ayuda a mis posibles amigos. Gracias
Objetividad o fascinación
Ayer mismo acabé de leer la biografía escrita por Valerio Massimo Manfredi, en tres libros, sobre Alejandro Magno. Lo he pasado muy bien leyéndola. Sobre todo, es una novela y por eso ha sido una lectura trepidante, emotiva y muy real. Tan real que siento aún la presencia en mi cabeza de los personajes y las peripecias tan extraordinarias que protagonizan. Pero sin desdeñar el disfrute que he obtenido; ¿cuánto de lo que el autor me ha mostrado es auténtico y cuánto fruto de su imaginación? Está claro que habrá grandes licencias y que en favor de la novela los acontecimientos se han manejado un poco al albur de la tensión narrativa. Pero también, ¿no sufrirá el autor cierta fascinación ante un personaje como este? Creo que es inevitable. Todo aquello que provoca Alejandro, sean actos morales o inmorales, encuentran una lógica dentro del gran plan del personaje para apoderarse del mundo. De esta forma, llegas a amar a aquel que por principios políticos y militares mató a miles, debastó ciudades enteras y que no pareció tener fin en su ambición. Alguno me direis que Alejandro era un hombre de su tiempo y que como tal hay que entenderlo. Pero no me ciño sólo a este personaje. Esto es sólo un pretexto para la reflexión que planteo. Cuando lees una biografía de cualquier persona actual, al final terminas entendiendo sus motivos, sus actos, sus pensamientos. ¿Realmente todo el mundo actúa según una lógica? ¿o son los biógrafos y novelistas los que con su fascinación por el personaje, nos transmiten cierta justificación hacia lo que los personajes hacen? ¿Llegaríamos a entender a un asesino en serie si leyéramos su biografía? ¿Llegaríamos a admirar a cualquier personaje que tuviera un buen biógrafo? ¿Sería esta una admiración merecida por el personaje o debida al embrujo que sobre el escritor han ejercido las posibles entrevistas, los meses de investigacion y las conversaciones con conocidos y amigos del personaje? Creo que es una duda irresoluble.
En un pozo oscuro y profundo
Una personalidad insegura, que se entrega confiada a quien no debe, corre el riesgo de caer en el pozo. Una vez que ha caído, los demás nos vemos incapaces de ayudar. Todas nuestras palabras, todos nuestros hechos, los ánimos, las reprimendas caen en ese pozo inagotable. El maldito pozo es creación de ella y sin embargo no se da cuenta. No percibe su propio poder sobre el pozo y no lo destruye. El pozo es por tanto percibido como impuesto e incluso merecido. En estas circunstancias, la personalidad insegura se aloja en él, aún siendo un lugar oscuro y profundo. En esa incomodidad encuentra una particular comodidad. Es entonces cuando el pozo se la traga poco a poco. El pozo la hunde lejos, donde nuestras voces y actos ya no tienen ninguna repercusión.
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