viernes, 10 de abril de 2015

Cachorros

Arriba, el edredón a la mitad del pecho, la mano en la barbilla y el rostro sereno. Abajo, los brazos abiertos, uno sobre la pierna del peluche otro hacia el cabecero. Ambos con un respirar relajado y regular. No hay signos de afección que te deje preocupado. Acaricias la frente de él, apartas el pelo de ella. Dos criaturas confiadas. Tus dos orgullos hechos vida humana. Sonríes ahora por el jaleo diurno aplacado de raíz por el sueño nocturno. Lo anhelas ahora tanto como de día echas en falta algún descanso. Y mañana vuelta a empezar lo mismo y lo nuevo, el tedio y la sorpresa, la vida y los hermanos.