La huida hacia adelante
Quizás no es elegante.
Lo que es seguro,
Es que mira al futuro.
Mas de lo que se huye,
Finalmente te intuye.
Y lo que quisiste dejar atrás
al cabo te atrapará.
No huyas de lo mal hecho.
Corrige antes de continuar.
Que lo malo te persigue,
Aunque no pares de andar.
Qué bien viene estar en silencio. Leer, escribir, pensar... qué bien viene. Pero en silencio.
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domingo, 23 de diciembre de 2012
martes, 27 de diciembre de 2011
Pesadillas recurrentes infantiles
Sopla aire que me enfría los pies. Me giro en la cama y ella no está. Me he desarropado no sé desde cuándo. Abro los ojos más y no se ve nada. No recuerdo muy bien dónde estoy, tampoco sé muy bien quién soy, sólo sé que estoy solo en la cama.
Sopla aire que me enfría los pies. Me incorporo en la cama y ella no está. Creo que ella estaba conmigo antes, tal vez lo he soñado, no lo sé con seguridad.
La llamo fuerte, me siento inseguro, no sé dónde puede estar la luz de este tugurio.
Llamo y llamo y mi voz no se oye, de entre todos los sonidos del mundo el mío se esconde.
Quiero gritar, mis pies se hielan, esta manta es muy rara no hay forma de abrigarme con ella.
Sin más, floto por encima del lecho, no puedo saber cómo lo he hecho.
La oscuridad no es tan grande como hace un momento, los objetos están flotando y yo entre ellos.
El silencio es total, sordo me siento, no sé a que se debe tan raro momento.
Sin sonido ninguno no soy yo el que vuela, me siento manejado como una marioneta.
El miedo me puede, no consigo dominar nada de lo que ocurre en este asunto fatal.
De vuelta en la cama, de la pared asoma una cabeza horrible que como loca llora.
Me giro en la cama y no quiero mirar, del techo me gritan voces sin parar.
Abro los ojos veo mi habitación, con temor y bajito llamo a mi madre: ven, por favor.
Mi madre acude, ya todo ha pasado, de nuevo he tenido mi sueño atormentado.
Sopla aire que me enfría los pies. Me incorporo en la cama y ella no está. Creo que ella estaba conmigo antes, tal vez lo he soñado, no lo sé con seguridad.
La llamo fuerte, me siento inseguro, no sé dónde puede estar la luz de este tugurio.
Llamo y llamo y mi voz no se oye, de entre todos los sonidos del mundo el mío se esconde.
Quiero gritar, mis pies se hielan, esta manta es muy rara no hay forma de abrigarme con ella.
Sin más, floto por encima del lecho, no puedo saber cómo lo he hecho.
La oscuridad no es tan grande como hace un momento, los objetos están flotando y yo entre ellos.
El silencio es total, sordo me siento, no sé a que se debe tan raro momento.
Sin sonido ninguno no soy yo el que vuela, me siento manejado como una marioneta.
El miedo me puede, no consigo dominar nada de lo que ocurre en este asunto fatal.
De vuelta en la cama, de la pared asoma una cabeza horrible que como loca llora.
Me giro en la cama y no quiero mirar, del techo me gritan voces sin parar.
Abro los ojos veo mi habitación, con temor y bajito llamo a mi madre: ven, por favor.
Mi madre acude, ya todo ha pasado, de nuevo he tenido mi sueño atormentado.
jueves, 14 de octubre de 2010
A mi niña
Llora mi niña, llora
no tengas reparo en ello
que lo triste fue creer
que nunca pudieras hacerlo.
Llora cariño mío
no tengas cuidado en ello,
que todos felices estamos
de poder oír tu lamento.
Llora Martina, llora
que la vida no toda será sufrimiento,
que ya ha pasado lo peor
y ahora sólo queda contento.
no tengas reparo en ello
que lo triste fue creer
que nunca pudieras hacerlo.
Llora cariño mío
no tengas cuidado en ello,
que todos felices estamos
de poder oír tu lamento.
Llora Martina, llora
que la vida no toda será sufrimiento,
que ya ha pasado lo peor
y ahora sólo queda contento.
martes, 26 de enero de 2010
No me hables que te entiendo, no me mires que te siento.
Te conocí hace tanto, que no sé si alguna vez mi vida no contó con tu presencia. Te miro desde hace tanto, que no veo en ti nunca ni un solo cambio. No veo más que tu alma pura y buena. La luz de mi vida, la candelita delgada que me guía. Nunca te he dedicado nada que no fueran poesías enamoradas, de aquellos tiempos en los que aún no me querías. Poemas de amor que te empeñaste en guardar en un cajón y que algún día nos harán enrojecer por la mucha pasión que en ellos reflejé. Ya son diez años, vida mía, y hemos pasado por ellos como si nada, día a día. Es mucho tiempo, aún me siento joven, pero hemos creado un mundo lleno de sensaciones. Somos árboles de separadas raíces, troncos entrelazados y ramas confundidas. Crecimos primero el uno lejos del otro, luego nos enroscamos en un simultáneo desarrollo que hace poco más de un año ha creado un otro. Somos creadores, cariño; de una vida nueva en un hermoso niño.
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