domingo, 14 de agosto de 2011

El precipicio

El estómago encogido. Sabes lo que has de hacer, pero cualquier fallo lo puede fastidiar. Mejor no mirar a nadie. Todos están nerviosos. Una palabra, una frase de ánimo, una confesión trémula entre dientes.
El cuerpo me pide acción, no soporto la espera. Hay que hacerlo de una vez y hacerlo me mata de miedo. Encima estoy sonriendo. No pasa nada, todo va bien; digo a todo el mundo. Ay, qué pequeño me parece mi estómago y se me olvida respirar. Toma aire muchachito que te vas a desmayar.
Ya está, no hay marcha atrás, el telón se abre y debemos actuar.

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