Sé que estás en mí. Tengo el privilegio de tenerte cerca, aunque a veces parezca que te he olvidado, estás aquí a mi lado.
Y en el momento más inesperado te me presentas y me hace llorar tu recuerdo, agolpándose en mí la alegría de haberte conocido.
Tu trato amable, tu saber escucharme, el hacerme sentir importante, listo y fuerte. Que cada salida fuera una aventura, que cada momento fuese especial, es un lazo tan intenso que la muerte no lo ha podido cortar.
Cuando te noto entre mis sueños me recorre el cuerpo una emoción total de alegría por no haberte perdido.
Hace nada te oí decir tu nombre y sentí que me cubría tu manto protector mientras lloraba de gozo mi alma acompañada.
Que no me dejes nunca es el alivio del viajero que se creía perdido y solo en medio del mar.
Gracias por elegirme.