domingo, 27 de octubre de 2013

Mi ser de luz

Sé que estás en mí. Tengo el privilegio de tenerte cerca, aunque a veces parezca que te he olvidado, estás aquí a mi lado.
Y en el momento más inesperado te me presentas y me hace llorar tu recuerdo, agolpándose en mí la alegría de haberte conocido.
Tu trato amable, tu saber escucharme, el hacerme sentir importante, listo y fuerte. Que cada salida fuera una aventura, que cada momento fuese especial, es un lazo tan intenso que la muerte no lo ha podido cortar.
Cuando te noto entre mis sueños me recorre el cuerpo una emoción total de alegría por no haberte perdido.
Hace nada te oí decir tu nombre y sentí que me cubría tu manto protector mientras lloraba de gozo mi alma acompañada.
Que no me dejes nunca es el alivio del viajero que se creía perdido y solo en medio del mar.
Gracias por elegirme.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Paz

Despertando en una cama cómoda. En la que cada leve gesto se absorba en algodón. Ventana de luz indirecta que ilumina con el amanecer. Cara sin pesadez, cuerpo sin dolor. Mirar el techo, recordar la noche pasada y que no haya nada, sólo calma. Aguzar el oído y no oír. Sólo con esfuerzo el murmullo lejano de las olas rompiendo en la playa o el piar de pajarillos saludando el día. Cerrar los ojos y sentir el latido propio, pausado y rítmico, a los lados del cuello. Y sentir que la quietud del cuerpo le hace desaparecer de relajación. Haber dormido. Haber descansado. La preocupación a siglos de distancia, ajena a mí, hija sin reconocer en mi nuevo existir. Y la perspectiva de ninguna obligación penosa, ningún quehacer mercenario. Sólo hacer mi capricho. Libre, un nuevo día libre de penas, libre de fealdad, dolor o rabia. Vida bellamente irreal, fantasía de felicidad, un día con potencialidad de paz.